(Imatge no identificada presa de la xarxa) |
Llegamos a una fuente;
era en un altiplano.
Una hora del mundo, nos dijimos,
una hora solemne, como todas las horas.
Había unos pajares.
¿Lugar deshabitado
o es que lo estábamos nosotros?
Paseamos
bajo el calor de agosto.
Contemplamos el ancho,
profundo, silencioso,
detenido cielo.
Perfilamos las bardas
contra la lejanía.
Escuchamos la fuente,
paseamos de nuevo.
Bebimos agua pura y nos mojamos
las secas manos.
Una hora del mundo, nos dijimos,
aquí, en un altiplano.
Vino un hombre de luto
con hierba a las espaldas.
Pasaron luego dos motocicletas
y se perdió su estela en la distancia.
Imperaba el silencio.
Esta hora perdida, nos dijimos,
este no saber nunca
en qué lugar del tiempo y del espacio,
de la realidad y el sueño, sucede nuestra vida.
Anotamos mentalmente la fecha:
nueve de agosto, cuatro de la tarde.
Con todo lo que dice
una fecha cualquiera.
Extravío
Ediciones Hiperión, S.L., 1991
2 han deixat la seua empremta:
Curiós això de "estar deshabitados nosotros"...Normalment les coses importants, o no, solen passar una data qualsevol...
Petonets.
És ben difícil "deshabitar-nos" però alguna vegada hi tenim la sensació.
Gràcies pel comentari.
Salut i poesia!
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