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(Imatge no identificada presa de la xarxa) |
HOY decido enunciarme
desde los relatos de la tierra dura
y los inviernos de piedra y cal
que no he vivido.
Hoy decido que yo
debería ser feliz
porque mi vestido fue blanco,
porque no vi partirse
cayados contra las higueras
ni me herí las manos con las vides.
Debería estar siendo feliz
porque yo sí sé quién es don Antonio
y leí sobre la tierra de mis padres
en los cuentos de Max Aub.
Porque yo sí soy maestra
aunque no haya vivido en Francia,
aunque conserve y disimule
el miedo ancestral
de los de abajo
a no saber nunca lo suficiente.
Será porque guardo
la memoria del frío en los huesos,
el recelo del agua en el pozo,
las palabras del hambre en las manos.
Y un temblor hondo que ata
cada vez que miro a mi madre
que también se llama María
y aún recuerda a qué edad
bajó del cerro.
Bibiana Collado Cabrera
El recelo del agua
Ediciones Rialp, 2016