EMPREMTES

El poema es algo que murmura muy bajito, y hace falta silencio para poder oírlo.CHANTAL MAILLARD

divendres, 12 de gener del 2018

POEMA AMB DATA (C): CELEBRACIÓN

(Imatge no identificada presa de la xarxa)
CELEBRACIÓN

  Celebro yo mi vida, estas mañanas rituales
en que, con una transparencia inexpresiva,
me considero como lo que soy, un capital biológico —ya
   no desbordante—,
un silencio repleto de sensaciones, una única sensación:
     yo mismo.
Alto me siento, y rico, pero sin transcendencias,
con la riqueza inútil de uno mismo,
como inútiles, al fin y al cabo, son los hombres y el universo.
Lo mejor de mi vida, quizá lo único de mi vida,
reside en estos momentos, valiosos tan sólo para mí
y que habrán de perderse para siempre en sus resultados,
estos momentos en los que en la cumbre
contemplo el panorama con perspectiva:
más aún que mi propia carrera personal, el sentido del todo,
el sabor de los posos del mundo,
el rumor que significa su presencia, pero también su
     temporalidad y su caos, 
el color engañoso y brillante del azul, las apariencias.
Y es notable; apenas significan gran cosa los momentos de placer 
que tan insistentes celebran otros poetas, aunque los he vivido. 
Aquí, en la cumbre, en mi pequeña cumbre —y no hay otra 
posible—, el universo sabe a mucho, 
pero no es a placer o a dolor, precisamente. 
El mundo es densidad, 
es algo más que no comprendes pero que presientes, 
a cuya sombra placer y dolor, eternidad y tiempo, son una
    misma cosa,
una referencia donde las palabras resuenan con entonación,
     vacías de sentido,
pronunciadas por una fiebre incomprensible, pero bien orientada,
orientada hacia lo último, ancho y definitivo.

   Pero yo me digo simplemente: la vida.
Y lo digo en voz baja. Y ni lo digo siquiera, lo musito,
inmóvil, una vez más, sobre el sofá de la meditación,
donde todas las mañanas me siento a considerar mi existencia,
     mis poemas —¿quién, si no?, servirme en esta hora es su
    único sentido—,
a levantar mi copa por el pequeño capital biológico que he
     sido y aún soy,
a reflexionar, a concentrarme, a saborearme en nada concreto,
a enterarme de que he vivido, y aún vivo, en una palabra. 
¿Cuántos pueden permanecer en la cresta de la ola sin ningún
     beneficio, 
con las manos vacías, 
sintiendo en la desnudez de la piel su alta futilidad, 
como altas son las espumas de los mundos y de los tiempos? 
Hoy es doce de enero de no sé bien qué año 
y he llegado a la siguiente conclusión: 
no esperes de la vida tiempos mejores, 
aposéntate bien en ella y saboréala, es decir, posesiónate bien
     del día, 
siéntate aquí y medita. Esta es tu plenitud, 
esta celebración en solitario de ti mismo, de tus horas contadas
     y de tus versos.


César Simón
Extravío
Ediciones Hiperión, S. L., 1991
Més sobre l'autor, ací i ací

3 han deixat la seua empremta:

Helena Bonals ha dit...

A mi no m'agrada el Carpe Diem, però aquest poema reconec que és molt bo. Això no té pèrdua:

Lo mejor de mi vida, quizá lo único de mi vida,
reside en estos momentos, valiosos tan sólo para mí
y que habrán de perderse para siempre en sus resultados,
estos momentos en los que en la cumbre
contemplo el panorama con perspectiva:
más aún que mi propia carrera personal, el sentido del todo,
el sabor de los posos del mundo,/(...)

M. Roser ha dit...

Tots hauríem de poder celebrar la nostra vida, sense estridències, tenint conciència del què som i del què sentim...Però jo penso que està molt bé que esperem de la vida temps millors, gairebé és com una "obligació" si volem gaudir del present, sense preocupar-nos pel demà, si el presentim millor...
Bon vespre, Jesús.

Calpurni ha dit...

La vida cal prendre-la com ve? Gaudir del moment? Esperar el futur? No sé.
Gràcies pels comentaris.
Salut i poesia!

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